TODOS A LOS BOTES (GUIDO GUICHENDUC)

El Porvenir cayó con justicia y con una muy mala imagen en su visita a Central Córdoba. Con el Reducido bien lejos, el barco de Rapa sigue hundiéndose. Sálvese quien pueda…

Era una noche que llamaba a la reconciliación. Tras la inesperada derrota ante Dock Sud, El Porve tenía la chance de premiar con un triunfo a los valientes fieles que fueron a alentarlo hasta Rosario y, así, recuperar la relación con sus impacientes hinchas.

Y la impaciencia se justifica desde la pobre campaña que viene realizando, ya desde la era Benet, hasta la actual seguidilla de derrotas. El “Deportivo Empate” quedó en el pasado, ahora hay mayor jerarquía en el plantel (llámele Nombres, si quiere) pero paradójicamente peores resultados.
El partido que protagonizaron el Charrúa y El Porve es un fiel reflejo de lo que vienen mostrando los hombres que dirige Rapa. El Primer Tiempo fue el mismo que viene realizando en las primeras etapas de todas las presentaciones en calidad de visitante: se entra desconcentrado y se reza para no irse abajo en el marcador.

El segundo tiempo repite fórmula de los complementos que disputa El Porvenir siendo visita: Mejora la imagen y logra generar situaciones de cara al arco rival, aunque esta vez el partido estaba igualado y mal no se veía el punto. Fue por esto último que en los tramos finales del encuentro, el de Gerli lo dejó venir a un rival abatido físicamente y le brindó la posibilidad de quebrar la paridad con una excelente habilitación de Salinas y la aparición goleadora de Lazo para vencer a Valiñas y sentenciar el resultado.
En los instantes previos al pitazo final de Benítez, El Porve fue a buscar la heróica ante los rosarinos (que hasta se dieron el lujo de desperdiciar un penal correctamente sancionado), pero la suerte no estuvo de su lado como ante Berazategui, Liniers o Luján (por citar ejemplos), y por eso los hinchas se fueron masticando bronca y resignación de cara a lo que viene.
Final para la ilusión del ascenso. Todos, pronto a los botes, que el agua del promedio nos llega al cuello en cualquier momento.