POCO VINO DEL MEJOR (GUIDO GUICHENDUC)

El Porvenir salvó el año y le ganó con coraje y fútbol el clásico a Talleres en el debut de Luis Ventura y en una tarde soñada del Chipi Vera.

Por suerte existen los clásicos. En una semana revuelta por la llegada de Ventura a la dirección técnica de El Porvenir en el peor momento de su historia, sus jugadores pudieron regalarle una inolvidable sonrisa a los hinchas, en el epílogo de una campaña olvidable.

Sin dudas, éste era el partido para que El Porve demuestre el equipo que tiene, y lo hizo sacando a relucir lo mejor de su repertorio. Apareció el Valiñas de los buenos partidos y la defensa sólida de los primeros partidos de la temporada. A esto se le sumó la garra de un Leo Kees incansable que corrió a todos y no erró un solo pase. Por derecha, reapareció el Del Corro de la temporada pasada, aquel que desbordaba, era imprevisible y llegaba al área rival. Ni hablar de Ceratto: el Pupi borró las malas actuaciones que había tenido en las últimas fechas y volvió a dejar hasta la última gota de sudor en la franja izquierda, hasta ser reemplazado en el complemento.

Arriba, El Porvenir logró dejar en el pasado un arranque timorato (en el que amenazó Talleres de la mano del movedizo Lezcano) de la mano del tridente ofensivo. El enlace fue el Walter Jiménez, quien jugó con comodidad, con la cabeza fría y con su talento al servicio del equipo de Gerli. Pablo Solchaga obligó siempre y fue un constante peligro para la defensa albirroja, esa defensa que sabía que en cualquier momento vería caer su resistencia. Esto sucedió a los 28 minutos, tras un desborde de Mauro Del Corro y el anticipo del mejor de la cancha: Ricardo Vera. El Chipi comenzó a gestar su tarde inolvidable con el toque al fondo de la red que le dio el 1 a 0 al Porve que se fue ganador al descanso.

El complemento arrancó repartido. Con El Porve más concentrado que nunca y con Talleres echando el resto para empatar el Derby, se vivió un interesante ida y vuelta que se terminó con el correr de los minutos y con las modificaciones que introdujo el DT. Los ingresos de Aguirre y Avilés le dieron más marca y más orden a una defensa que ya le costaba cada vez más aguantar a los visitantes. Sin embargo, el desequilibrio se produjo con el debut de un juvenil Made In Ventura: Ángel Cuevas. El joven fue el acompañante ideal del Chipi Vera en los contragolpes que desencadenaron en el agónico grito que sentenció el Clásico.

El 2 a 0 llegó mediante una contra comandada por Cuevitas que concluyó emotivamente el goleador Vera. El Chipi aguantó a su marcador, llegó hasta el fondo y definió con una sutileza que engañó al arquero e hizo festejar a todo Gerli.

Entre tantas malas, tanto vino malicioso, éste fue del mejor y consiguió salvar el año.