El Porve, en su visita al CADU, tuvo todo para ganarlo pero apenas rescató un empate
Con la cabeza puesta en el receso y con una derrota de local a cuestas, el equipo de Néstor Rapa debía jugar en Zárate contra Defensores Unidos y contra sus propias limitaciones (las mismas que lo llevaron a caer con Camba el último lunes).
Y, ya desde el arranque, el trámite del partido entre estos dos similares equipos (ambos de intrascendente campaña), jamás pudo ilusionar a los presentes, tanto locales como visitantes, al menos en el primer tiempo. Sin embargo el equipo de Víctor Malchiodi fue quien no sólo tomo la iniciativa, también fue quien le dio ventajas en defensa a su rival. Pero ninguno de los jugadores pudo aprovechar las ventajas que se les presentaron en estos primeros 45 minutos. Por el lado del local, Maxi Ascencio nunca pudo tomar la manija de su equipo y dejó en soledad a los luchadores Darío Lema y Hugo Cuatrín. Por el lado del Blanco y Negro, los pelotazos para Cano y el Chipi Vera fueron el arma principal para llegar a las inmediaciones de Nico Peranic, pero jamás pudieron hacer mella en el arco contrario.
Todo cambió en la segunda etapa y gracias a la tempranera apertura del marcador: tras una falta no sancionada sobre Leo Aguirre, llegó el centro de Juan Semerpía que encontró el cabezazo del Chavo Lema, el cual luego de un desvío, le dejó el gol servido a Cuatrín.
A los pocos minutos, un contragolpe encabezado por el propio Lema encontró la violenta infracción de Javier Peralta que dejó a los del Sur con un jugador menos.
De todos modos, a partir de su inferioridad numérica y gracias a los ingresos de Gabriel Toloza y Mauro Del Corro, el terreno se inclinó contra el arco de Peranic. El Chipi Vera se encendió y con él se sucedieron las mejores jugadas de la tarde.
Un desborde del Siete le dejó la pelota en los pies de un activo Lucas Gómez, quien remató y forzó el rebote del Uno local, rebote que aprovechó Toloza para estampar la justa igualdad. Igualdad que terminó siendo escasa debido a las oportunidades posteriores con las que contó un equipo que, si se animaba antes, lo ganaba tranquilo.