UNA MAQUINITA EN EL DEBUT

El Porvenir estrenó su versión Enrique – Ventura con creces y se despachó 3-0 frente a Jota Jota. Un gran rendimiento individual y colectivo, le permitió al Porve encaminarse a una actuación que contagia optimismo y confianza pensando en lo que se viene…

El mediocampo. Sector clave para encarrilar el rumbo hacia el contundente triunfo. Allí, Lovisa y Segovia se adueñaron del espacio y aportaron vocación no solo defensiva sino que además asistieron a los de “arriba”.

Párrafo aparte para Leandro Arguello. Un jugador diferente, con una calidad deslumbrante y con una gran visión periférica, virtud que lo diferencia del resto. En sus pies llegó el 1-0 a los 4 minutos de partido, con un fino remate que se coló pegado al palo izquierdo del uno visitante.

El Porvenir ganó en juego y confianza tras la conquista de Arguello. El celeste, perdido en la cancha, quizás sorprendido por el planteo blanquinegro, no supo como contrarrestar la simpleza y la concentración blanquinegra de los minutos iniciales.

Ferreyra y Fernández, movedizos ellos, enloquecieron a la última línea rival. Constantes conexiones entre ambos y Arguello derivaron en situaciones de riesgo que, por virtud rival y/o deficiencia en la definición, no finalizaron en gol.

Ya en el complemento, J.J. Urquiza fue en busca de la igualdad con más ímpetu pero con pocas ideas. Claro, en el fondo Marín y Peralta Salinas cerraban las compuertas del arco blanquinegro.

Con el pasar de los minutos, El Porve se acomodó en el campo de juego y de pelota parada llegó el 2-0. Gran cabezazo de Yaír Marín y partido liquidado. Descarga de tensión en el Ghersinich y puntapié inicial para el disfrute de un triunfo que abre una puerta a la ilusión.

Y por si fuera poco, llegó el gol de Fernández, merecido por cierto, tras una excelente habilitación de Hernán Asim (ingresó en el complemento). Sin lugar a dudas, una victoria merecida, con una performance que ni el más optimista se imaginaba…

…Pido perdón, dos personas estaban convencido de eso: Luis Ventura y Carlos Enrique.

MATIAS GONZALEZ