TE QUIERO TANTO QUE ME HACE DAÑO

El Porvenir hizo sufrir a sus hinchas más de la cuenta pero logró eliminar a Paraguayo por penales y pasar de ronda en la Copa Argentina.

Otra vez a disputar la Copa Argentina. Esa Copa que para muchos es un torneo más pero para El Porvenir es volver a jugar un torneo que le trajo muy gratos recuerdos y lo dejó con sed de revancha. El primer escollo de este camino copero se llamó Deportivo Paraguayo y se sorteó con sufrimiento en la serie de los penales.
Antes de llegar a la definición desde los “doce pasos” hubo un partido de fútbol en el que El Porvenir hizo los deberes, con corrección en el primer tiempo y con desorden en el segundo, pero no logró ganarlo.
El comienzo del partido encontró al equipo de Carlos Enrique y Luis Ventura tratando de desgastar a su rival haciendo correr la pelota y buscando algún hueco para lastimar a la dura defensa visitante. El negocio para entrarle al rival estaba por las bandas, ya que la dupla Facundo De Seta - Daniel Chaves era tan peligrosa por derecha como la que conformaron Gustavo Quiñones y Nahuel Blanco por izquierda. Sumado esto al desequilibrio y los movimientos imprevisibles de Hernán Asim, el primer gol local no tardaría mucho en llegar.
El pronóstico de casi todos los presentes en el estadio se materializó luego de la jugada maestra de Chaves, quien dejó en ridículo a Cristian Corzo y mandó un centro bárbaro para Matías Castro. El “nueve” aportó su cuota goleadora y le dijo “sí” a la pelota para decretar el 1 a 0 a favor del conjunto de la Primera C.
Lejos de reaccionar, el Deportivo continuó esperando a su rival y esperó a que el tiempo pasara para pensar bien el partido en el entretiempo. Pero cuando el árbitro Rodrigo Pafundi estaba por darle el cierre a la primera mitad, llegó la excelente jugada de Jonathan Soto quien dejó desairado a Quiñones y remató con una pifia que con fortuna encontró la definición de Sebastián Pugliese para vencer la salida de Nahuel Valiñas y el flojo cierre de Pablo Landa.
Igualdad inmerecida al descanso. En la segunda etapa El Porvenir se le quiso ir al humo al equipo de Guillermo Visiconde y Héctor Santillán pero se encontró con un molesto rival que se encargó de llevar la pelota lejos de Leandro Bonet y de preocupar por momentos a Yair Marín y compañía.
Luego de unos buenos minutos del visitante, llegó el ingreso de Ángel Cuevas para volver a inclinar la cancha contra el arco adversario. El joven volante generó las situaciones más claras, entre ellas el penal que insólitamente no cobró Pafundi en perjuicio de Castro.
Con el pitazo final, había olor a injusticia y se tuvo que recurrir a la figura de Valiñas para que el triunfo se quede en Gerli: se venían los tiros desde el punto penal.
De Seta abrió la serie con un derechazo cruzado y puso en ventaja al “Porve”. El arquero Bonet se hizo cargo de la primera ejecución visitante y la desperdició: el travesaño le devolvió la pelota. Marín, de zurda, puso el 2 a 0 y Juan Castillo, de derecha, el 1 - 2. Lovisa se encargó del tercero y su derechazo cruzado fue contenido por Bonet, luego Osmar Martínez empató las cosas con un zurdazo inatajable. Con poco margen de error y con dos penales pendientes por equipo, David Rodríguez le dio cruzado de zurda con tanta suavidad que Bonet pudo lucirse por segunda vez para dejar al equipo de la Primera D con un pie en la siguiente fase de la Copa. En el momento de mayor tensión de la tarde, llegó el derechazo cruzado y alto de Gustavo Mercado quien buscó asegurar el penal, pero apareció el enorme Valiñas para sacarla con mano izquierda y dejar la definición mano a mano en el último disparo por equipo. Primero le dio Cuevas de derecha con cara interna y la metió con suspenso para poner el 3 a 2 y para meterle toda la presión a Alejandro Murtari, quien debía patear el último. Al volante le pesó tanto la situación que Valiñas se lo “comió” psicológicamente, a tal punto que el zurdazo del “Once” viajó a las nubes y le puso fin al sueño del equipo de la colectividad.
Agustia y pase de ronda para El Porvenir que le regaló una pequeña alegría a sus hinchas después de haberlos hecho sufrir durante noventa y pico de minutos.