El blanquinegro venía de dos semanas tranquilas tras la goleada por 5-2 a Cañuelas que cortó aquella racha de cinco partidos perdidos en forma consecutiva, y quería reafirmar lo hecho en el Gildo Ghersinich para que aquella gran tarde no quedara en un caso aislado. Lamentablemente el trámite volvió a foja cero, lo que catapultó a que Philipp dejara su cargo horas más tarde.
Durante el primer tiempo, no solo se tuvo como rival a Atlas, sino también a la inmensa cantidad de agua que había en el área defendida por Manuel Peralta Salinas, que frenó todos los despejes de los zagueros, sobretodo del juvenil Germán Jiménez, quien involuntariamente en más de una oportunidad fue el mejor asistidor para los delanteros “marrones”.
En los pies de su dupla de ataque, estuvieron las dos únicas claras con las que el “Porve” contó a lo largo del encuentro, Matías Moreno Méndez al comienzo con una media vuelta que controló muy bien el arquero Marcelo Sánchez y un zurdazo de Gustavo Fernández que se fue muy cerca del palo derecho.
Justamente de esta acción, tras el saque de arco, llegó la apertura del marcador: luego del pelotazo de Sánchez, un desborde en paralelo a la línea de fondo y un centro atrás por lo bajo que dejó solo a Néstor Leguiza, este le cambio la trayectoria al balón hacia el palo mas lejano de Peralta Salinas, quien hasta aquí no había recibido goles en sus apariciones anteriores del certamen.
El dato de color y hasta cómico se podría decir, se produjo cerca del final del partido. Luis Jurchensen ejecutó un tiro libre sobre el sector izquierdo, que el recién ingresado, Wilson Severino peinó para que Hugo González solo tenga que empujarla marcando el segundo gol del dueño de casa. Una vez finalizado el partido, Severino le pidió al árbitro que se lo adjudiquen a él, así llegaba a la módica suma de 100 gritos en su carrera, increíblemente, Juan Battaglia accedió. Ascenso puro señores…
Sin embargo, quedaba un último golpe, el que le propinó el knock out al técnico visitante, el anteriormente mencionado Jurchensen, tras una gran arremetida desde la derecha, quedó mano a mano con el arquero guaraní, y de puntín selló la goleada para el “Marrón”. El silbato sonó y cerró la era Philipp al frente de El Porvenir.
Una vez arribados a Gerli, se confirmó lo que se venía venir: el equipo se quedaba, al menos por unas horas sin entrenador, hasta que se reflotó el plan “B”eto…
Alan Armada
